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Chávez amenaza a Uribe: mandó tropas a la frontera

lunes, 3 de marzo de 2008

CARACAS.– El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dio ayer el paso más osado en la conflictiva relación que tiene con su par colombiano, Alvaro Uribe: molesto con la muerte en Ecuador del N° 2 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes, al que definió como “un buen revolucionario”, ordenó el envío de 10 batallones (unos 6000 hombres) a la frontera con Colombia y el cierre de la embajada venezolana en ese país. En sintonía con Caracas, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, ordenó en la madrugada de hoy la expulsion del embajador colombiano y movilizó tropas hacia la frontera con Colombia tras rechazar las disculpas ofrecidas por Bogotá. Las iniciativas de Chávez y Correa dejaron sobrevolando el temor a una guerra en la región. Chávez fundamentó su decisión en que la muerte en combate de Reyes la madrugada del sábado, a manos de las fuerzas armadas colombianas, se había producido 1800 metros dentro de territorio ecuatoriano sin la autorización de Quito, por lo que Venezuela debía también resguardarse ante una eventual incursión similar. En un virtual respaldo a Chávez, el gobierno argentino expresó su “consternación” por lo que considera una “evidente violación de la soberanía” ecuatoriana por parte de Colombia. La postura de Chávez no pareció sólo defensiva. Varias veces habló de la posibilidad de un conflicto bélico, aunque negó que esa fuera su intención. “Esto puede ser el comienzo de una guerra en Sudamérica, pero si a usted [Uribe] se le ocurre hacer esto en Venezuela, le mando unos Sukhoi [aviones de fabricación rusa utilizados por la Fuerza Aérea de Venezuela], porque no vamos a aceptar por nada del mundo que Colombia se convierta en la Israel de esta tierra”. El escenario para el anuncio volvió a ser el programa televisivo Aló Presidente, una especie de versión venezolana del atril kirchnerista, desde donde Chávez suele soltar duros cuestionamientos en prolongados monólogos, sin preguntas ni interrupciones. Allí, llamó a Uribe “lacayo del imperio”, lo vinculó con el narcotráfico y lo acusó de ser un “mentiroso”, un “terrorista” y de encabezar una organización mafiosa. “Alvaro Uribe puede ser el jefe de una mafia, pero jamás de un país, menos de un país hermano. Es un criminal, él dirige un narcogobierno, es un subordinado de Bush. Dirige una banda de criminales en el Palacio de Nariño.” La advertencia tuvo ribetes folklóricos. Cuatro horas después, en el mismo programa, bailaba con su hija, María, un rap crítico de Uribe interpretado por un grupo de cuatro jóvenes vestidos con remeras con caras de guerrilleros estampadas. “Paren”, ordenaba el título del rap, con el comandante bolivariano dando pequeños saltos al ritmo del estribillo: “No, no, no, no te equivoques: nunca habrá buena guerra ni mala paz”. La amenaza sorprendió a todos por aquí. Era el mediodía en un país que aún celebraba la reciente liberación de cuatro rehenes de la FARC cuando Chávez ordenó: “Señor ministro de Defensa: muévame 10 batallones hacia la frontera con Colombia. ¡De inmediato! ¡Batallones de tanques! La aviación militar, que se despliegue. Nosotros no queremos guerra, pero no le vamos a permitir al jefe del imperio; a su cachorro, el presidente colombiano, y a la oligarquía colombiana que nos dividan”. La frase terminó con un aplauso del público invitado, entre ellos trabajadores informales de Caracas a quienes el presidente les había pedido que bajaran los precios, no entraran en la lógica capitalista y acompañaran la revolución. El envío de tropas se da en un contexto ambivalente. Según recientes sondeos que la consultora Datanálisis elaboró para firmas privadas, la sociedad de Venezuela rechaza el acercamiento hacia las FARC, pero considera también que Uribe desaprovechó una oportunidad que le brindaba este país para liberar más rehenes. “Creo que Chávez intenta desviar la atención de problemas locales –dijo a LA NACION Luis Vicente León, director de Datanálisis–. Esto no indica que Uribe no se haya equivocado: la incursión en territorio extranjero sin permiso del gobierno local es inadmisible.” Venezuela crece desde 2003, en promedio, casi al 12% anual, pero enfrenta problemas como una inflación creciente, malestar de la clase media por el control de cambios y desabastecimiento de alimentos y productos diversos, como garrafas de gas, a pesar de ser la reserva gasífera más grande de la región. “Si Uribe lo hiciera, tendríamos que responder de manera muy contundente –siguió Chávez–. No se le vaya a ocurrir, presidente Uribe, no se le vaya a ocurrir…” Era ya de noche aquí, y el líder caribeño, que había hablado cuatro horas por la tarde, volvía a tomar el micrófono en Maracaibo, en la sede del Partido Socialista Unido de Venezuela, y elogiaba a Reyes. “¡Raúl vive, la lucha sigue!”, coreaba el público. Apoyo del oficialismo Ayer, el chavismo se encolumnó rápidamente detrás del presidente. “Cuando ves las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”, graficó a LA NACION el diputado José Albornoz, segundo presidente de la Asamblea Nacional. ¿Cree que la guerra está cerca?, se le preguntó. “No, creo que no. Nosotros no somos un país guerrista. El artículo 13 de nuestra Constitución dice que somos un país de paz”, contestó. Se le insistió en que quizá Chávez había quedado muy expuesto al apoyar a las FARC. “Es que no se puede vincular las dos cosas. No se trata de un respaldo a las FARC, sino de que hubo una violación de un territorio de un país amigo.” Chávez cuestionó el procedimiento del ejército colombiano. “No fue ningún combate: fue un cobarde asesinato, todo fríamente preparado”, dijo. Rafael Correa, presidente de Ecuador, había retirado por la mañana a su embajador en Bogotá, Francisco Suéscum, después de dar a conocer detalles sobre las condiciones de la muerte del guerrillero. “Los cadáveres estaban en paños menores, en pijama. Fueron masacrados mientras dormían”, describió después, ante las cámaras. En Venezuela, las objeciones más crudas al gobierno local por su reacción vinieron de analistas internacionales. “Le preguntaría a Chávez: ¿está triste por la muerte de Reyes y no se pone así cuando las FARC matan gente?”, afirmó Carlos Romero, profesor de Ciencia Política de la Universidad Central de Venezuela. Según Romero, Uribe emerge hasta ahora como el ganador del conflicto, porque tiene el apoyo de la sociedad colombiana y ha logrado que las FARC bajaran de 16.000 a 8000, en un año, la cantidad de combatientes. “Fue además el slogan de su campaña electoral: «Actitud firme, corazón grande»”, dijo, y agregó que parte del rechazo colombiano al ejército terrorista se explicaba en cifras: mataron unas 1000 personas en los últimos cuatro años y mantienen entre 550 y 700 secuestrados en la selva.

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